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domingo, 24 de marzo de 2013

Y de autoregalo de cumpleaños... masa madre de Eric Kayser

No es que sea una cocinera experta pero siempre me ha gustado mucho la cocina, así que dentro de lo poco que sabes vas leyendo cosas y aprendiendo un poquito más. Y así es como conocí el concepto de masa madre, una especie de levadura natural que se utiliza mucho para hacer pan. Hará unos 3 años creé mi primera masa madre... ¡qué contenta! Pero requiere bastante cuidado y no fui capaz de mantenerla, así que mi pequeña acabó muriendo :(

En este tiempo he ido leyendo alguna receta con masa madre y por fin se me ocurrió que este año podía autoregalarme una por mi cumpleaños. Dicho y hecho, así ahora las dos cumpliremos años a la vez y eso me ayudará a darle los cuidados que necesita :D 

Hay muchos tipos de masa madre según el tipo de harina que uses, la proporción de agua, o la materia prima con la que lo hagas. No voy a entrar en esto porque hay muchas páginas que lo explican muy bien y a mí me queda mucho por aprender. Os dejo una página que me ha gustado mucho; habla sobre qué es la masa madre y da algunas recetas. Yo elegí seguir la preparación de Eric Kayser, como la otra vez.

Ingredientes: 
- 50g de harina integral de trigo
- 200g de harina de fuerza
- 20g de azúcar
- 250ml de agua


Día 1

Se mezcla en un recipiente de cristal la harina integral con la misma cantidad de agua (50g y 50ml). Se tapa y se deja reposar durante 24h a una temperatura aproximada de 20º-24º. Si es invierno se puede dejar en sitios más cálidos, como encima de la nevera, cerca del radiador...

Día 2
Si todo ha ido bien veremos burbujitas en nuestra masa, y al destapar el bote hará "pop" por los gases que se han ido concentrando en el bote. Ahora se añaden 100g de harina de fuerza, 100g de agua y 20g de azúcar. Igual que el día anterior, dejamos reposar tapado y en lugar cálido durante 24 horas.

Día 3
La receta original mezcla 200g de harina con 200 de agua... yo utilicé de nuevo 100 y 100 para no tener tanta masa madre. Se mezcla bien y se deja reposar otro ciclo de 24h, pudiendo utilizarla a partir de entonces. ¡Ya tendremos nuestra masa madre! :D


A partir de aquí la guardaremos en la nevera siempre que no la utilicemos. Así haremos una pausa en los procesos de fermentación, reactivándolos cuando vuelva a estar a temperatura ambiente. Por eso, antes de utilizarla tendremos que sacarla del frigorífico y dejarla "activarse" durante unas horas, hasta que burbujee de nuevo.


Como decía, la masa madre conlleva un cuidado continuo, y esto es porque hay que alimentarla semanalmente. La mejor opción es utilizar parte de ella para hacer pan y restituir la parte que sacamos. Es decir, si necesitamos 200g de masa madre añadiremos 100g de agua y 100g de harina antes de volver a guardarla en el frigo (después de haberla dejado fermentar unas horas de nuevo). Si no queremos hacer pan tendremos que alimentarla igualmente, por lo que conviene tirar una parte de ella para poder agregar 50g de harina de fuerza y 50ml de agua. (Añadir más o menos cantidad de harina y agua depende de cuánta masa madre queramos tener, pero siempre guardando la proporción de 1 medida de harina por 1 de agua.)

Para ver que los procesos de fermentación se están llevando a cabo bien tendremos que fijarnos tanto en el olor como en el aspecto de la masa. Tras cada ciclo de reposo, o durante él, veremos que se forman burbujas de gas y que va adquiriendo una textura más cremosa. El olor que desprende es ácido, parecido al de la levadura fresca. Esto son buenas señales... además, la masa madre dobla su volumen, aunque en mi caso no ha sido así, no sé si estará bien hecha. Por lo pronto ahora me toca experimentar e ir mejorándola. He preparado ya un par de panes con ella y, aunque están ricos, tienen buen sabor y aguantan más tiempo sin endurecerse, me salen bastante apelmazados, con la miga muy compacta. Mi plan es utilizar cada ciclo de alimentación de la masa madre para hacer un pan... así que me quedan 50 panes por delante hasta que mi bebé cumpla su primer añito, y para entonces espero haber aprendido mucho de ella.

Además, la masa madre va mejorando con el tiempo, como el buen vino.

jueves, 7 de marzo de 2013

Köttbullar o albóndigas suecas en salsa de champiñón


Hace un tiempo estuve en Suecia y allí probé las conocidas Köttbullar o albóndigas suecas, algo que le sonará a cualquiera que haya pisado IKEA. Es una comida muy típica allí, como cualquiera que haya estado en esas tierras habrá descubierto: de venta en supermercados, en pequeños locales de comida rápida, plato de menú en restaurantes... La cosa es que, cuando te meten tanto algo por la vista, o lo acabas odiando o te enamora, y yo desde entonces les tengo un amor loco. Será también porque no suelo comerlas, si no probablemente acabaría harta.

Tenía pan duro que me quedaba de hace un par de días y ganas de cocinar, así que me he dicho: ¿qué tal si hacemos unas köttbullar? Sí, las llamo así... y lo mejor es mi pronunciación ;)

Ahí va la receta casera. Es muy parecida a la de nuestras albóndigas, sólo cambia un poco la manera de preparar la carne y de cocinarla, pero le da un toque diferente a un plato tan rico y sencillo como el nuestro. Se suelen tomar con puré de patata y mermelada dulce de arándanos o con salsa, por lo que he averiguado. Yo tenía un sobre de preparado de salsa para Köttbullar, así que he aprovechado para cocinarlas así en lugar de con mermelada (amén de que no soy una entusiasta de mezclar lo dulce con salado).


Salsa de champiñones para Köttbullar

Ingredientes para la salsa (3 personas según el sobre):

- 100-150 g de champiñones laminados,

- 100 ml de nata para cocinar,

- 200 ml de agua.


Ingredientes de las albóndigas (para 4 personas):

- 1/2 kg de carne (más proporción de ternera que de cerdo),

- 1 cebolla mediana,

- 1 huevo,

- pan blanco duro de barra,

- mantequilla,

- sal y pimienta blanca.

TRUCO: Es importante utilizar la mantequilla y no aceite, además de pan normal ablandado en leche; es lo que les dará su característico sabor y textura.

Para completar el plato: Puré de patatas.


Lo primero es cortar en trozos pequeños el pan y remojarlo en leche "relativamente abundante". Y digo esto porque tiene que empaparse bien, quedar blandito pero que no quede nadando en leche. Dejarlo unos 10 minutos para que se empape bien. Mientras pasa este tiempo iremos cortando la cebolla en cuadrados pequeños, para pocharla en una sartén con un poco de mantequilla. Evitad que se queme, pero que quede hecha. Luego mezclaremos este pan, la cebolla y el huevo con la carne salpimentada, como veis en la imagen.



Una vez tenemos lista la mezcla, hacemos la forma de las albóndigas, redondeadas y pequeñas. Preparamos una sartén (o reutilizamos la de la cebolla) con algo de mantequilla y la calentamos hasta que deja de borbotear, momento en el que ya podemos echar las albóndigas y freírlas lentamente. Dorarlas a fuego medio, que se hagan bien porque si no quedan blandengues (que no blandas).


Preparación de las albóndigas paso a paso: dar forma, freír y ya listas.

Bien, pues si quisiéramos servirlas con algo de puré de patatas y mermelada o simplemente así, ya las tendríamos listas. En mi caso, como he elegido hacerlas con salsa, he aprovechado el "aceite" que ha quedado en la sartén para hacer los champiñones. Una vez listos he añadido aproximadamente la mitad de las albóndigas, el agua y la nata y, tras removerlo, el contenido del sobre. Dejar hervir unos 5-6 minutos, y listo. Aunque en el sobre dice que la salsa es para tres personas en mi caso nos la hemos comido 2 y no ha sobrado. ¡La verdad es que estaba riquísima! Y mezclada con el puré... ñam. ¿Y qué ha pasado con las otras albóndigas? Las he dejado para poder comerlas solas :D






¡Espero que os guste!